Soberano Poder en su Prendimiento - Los Panaderos

Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento. Archivo de la Hermandad

Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento y el misterio de los Panaderos

La sagrada imagen de Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento es una de las creaciones artísticas más logradas de Antonio Castillo Lastrucci (1878-1967). De tamaño natural (170 cm) y tallado en madera de pino, la composición de su majestuosa figura, erguida y ofreciendo sus manos para ser prendido, se armoniza con la belleza y tierna expresión de su rostro lleno de mansedumbre. La escultura fue restaurada en 2014 por Enrique Gutiérrez Carrasquilla, quien resanó las fisuras de su ensamblaje, verificó una somera limpieza de su policromía, al tiempo que le incorporó unos brazos articulados y una peana de nueva factura. En 2025 ha sido sometido a una leve intervención conservativa por parte del citado restaurador.

Tras el fracaso artístico cosechado en 1943 y 1944 por el misterio que ejecutó el orfebre y escultor Cayetano González Gómez (1896-1975), la junta de gobierno de la Hermandad de los Panaderos escogió el 13 de julio de 1944 el proyecto presentado por Antonio Castillo Lastrucci para la realización de las figuras secundarias del pasaje del Prendimiento y de un nuevo paso procesional. El 10 de agosto se firmó el contrato por 125.000 pesetas, de las que solo llegaría a cobrar 90.000. El 1 de septiembre un cabildo aprobaba el boceto en barro, al que se ceñiría con absoluta fidelidad. Todas las imágenes se estrenaron el Miércoles Santo de 1945. La efigie del Cristo fue esculpida por iniciativa propia del artista, siendo aprobada por unanimidad su incorporación al paso en cabildo celebrado el Lunes Santo 26 de marzo de 1945.

Sin duda, Castillo Lastrucci acertó en la plasmación de esta sugestiva escena pasionista, narrada por el Evangelista San Juan: “Judas, pues, tomando la cohorte y los alguaciles de los pontífices y fariseos, vino allí con linternas, y hachas, y armas… Así que les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron en tierra” (Jn 18, 3-6).

Dichos versículos proporcionaron al artista las claves necesarias para interpretar con grandes aptitudes escenográficas el episodio del Prendimiento. El misterio se compone de nueve figuras: en el centro, Cristo extiende sus manos para ser prendido; en torno a Él, sayones, soldados y apóstoles conforman una escena llena de tensión y dramatismo. Destacan San Pedro con gesto de tensión, Judas apesadumbrado con la bolsa de las treinta monedas, y San Juan que aparta una rama del olivo para contemplar el suceso.

La composición resulta afortunada, pues el autor supo distribuir volúmenes y espacios para que desde cualquier ángulo se mantuviera la visión del protagonista: Jesús en el instante previo a su prendimiento. Estos valores ya fueron reconocidos por la crítica contemporánea. En 1945, Antonio de la Torre Cano afirmó que Castillo obtenía en los misterios “sus triunfos más resonantes”, mientras que Ricardo Rufino señaló que el Cristo del Prendimiento “sostiene airosamente el prestigio de Castillo y confirma su maestría creadora”.